lunes, 22 de marzo de 2010

Soy una cobarde

(Porque la vida tiene buenas coincidencias
y un sentido del humor demasiado retorcido. )


Por ser mi medio bocata
en las cenas a medias.

Por las noches de juerga,
cerrando los ojos y los bares.

Por la vez que me acompañaste
borrachos como cubas
a la mesa electoral, y después
celebramos que me librara.

Por el streap-poker en el salón de mis padres

Por las veces que nos sorprendió el día
liando el último vuelo en Los Tilos
o las que nos follamos en El Pana
y era mentira,
pero era gracioso contarlo.

Por las cosas que no contamos a nadie más
de aquellas noches.

Porque Manowar no sería lo mismo sin ti.

Por ser mi pareja de hecho,
más que eso, mi hermano,
y cuidarme cuando estaba lejos
mi hombre tranquilo.

Porque no quiero hablarte
de la implosión,
del fundido en negro
de platos en la lavadora,
de momentos de jodida lucidez

Porque sabes que yo lo sé...

No necesito excusas
para no querer mentirte
y me faltan cojones
para decirte la verdad.

Perdón
por ser una cobarde
y no hacerte la única pregunta
que me importa

¿Qué tal llevas lo de tu padre?

2 comentarios:

  1. A veces, no hace falta decir nada. Cuando hay una conexión especial entre dos personas, yo creo que las cosas se "sienten", directamente. Y, en todo caso, el apoyo silencioso también es igualmente válido.

    Muy bueno.

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  2. Pero el apoyo silencioso se parece demasiado a la impotencia. Siento que le debo mucho más que eso, pero me da tanto miedo que me pregunta cosas que no quiero contestar.

    Al final es puto egoísmo.

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