-Por favor, sea breve- dijo Zozaya. Esa noche llovía con rabia. Como si hubiera alguien ahí arriba limpiando pecados con una manguera a presión.
-Múltiples heridas de arma blanca en pecho y abdomen. Apunta a una pelea de putas por el territorio - El pelo rojo se desparramaba, como otra mancha de sangre que la lluvia no conseguía diluir.
Sacó el móvil del bolsillo y borró uno de los contactos. El agua enturbiaba su pantalla y limpiaba el pintalabios de la chica muerta. Ajustando el cuello de la gabardina murmuró : “A mí no me borras los pecados”
La mancha de carmín de su camisa quedó a salvo de la lluvia.
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